El flujo vaginal es algo normal. Sin embargo, hay variaciones durante tu ciclo menstrual que pueden ser igualmente normales por los cambios hormonales que sufres durante el mismo, pero también pueden presentarse anomalías en el olor, color y consistencia.

Las glándulas en el cuello del útero producen un moco transparente, éstas secreciones se pueden tornar de un color blanquecino o amarillento al exponerse al aire, pero éstas son variaciones normales. La cantidad de moco producido por las glándulas cervicales varía a lo largo de todo el ciclo menstrual, lo cual es normal y depende de la cantidad de estrógeno que circula en el cuerpo.

Un flujo vaginal que cambia de color, olor o consistencia, o aumenta o disminuye significativamente en cantidad, puede ser indicio de un problema, como una infección.

Cuando hay cambios notorios en el color, el olor, la consistencia, la cantidad del flujo, acompañados muchas veces por ardor, picazón, inflamación u otras molestias, se entiende que es un flujo patológico que se debe a alguna infección. Entre los flujos anormales muy característicos, genéricamente se menciona tres tipos:

• Provocados por hongos: un flujo blanco y grumoso, como leche cortada, que da picazón y suele pegarse a las paredes de la vagina. Se exacerba en el período pre-menstrual.

• Ocasionados por parásitos: los más típicos son las tricomonas, que dan un flujo amarillo verdoso, que es más frecuente en los días posteriores a la menstruación.

• El flujo de la vaginosis bacteriana: se debe a la presencia de un germen llamado gardnerella. El flujo es blanco grisáceo, tiene un fuerte olor fétido, como a pescado.

Es importante que acudas con el ginecólogo para que te haga una revisión y también debes tener una buena higiene íntima para que, ante el primer cambio en tu flujo, puedas evitar cualquier tipo de infección o anomalía.