El estrés es parte de nuestro instinto de supervivencia, nuestro cuerpo está preparado para reaccionar con velocidad a situaciones peligrosas o de emergencia. Este instinto surge desde tiempos muy antiguos de la humanidad.

Cuando sentimos estrés, nuestro cuerpo reacciona segregando principalmente dos hormonas: la adrenalina y el cortisol. La adrenalina incrementa nuestra energía, por lo que nos da la posibilidad de reaccionar rápidamente a cualquier impulso temporal. El cortisol, sin embargo, nos deja en una especie de “alerta” continua durante toda la situación de riesgo.

Hay ocasiones, en que a pesar de que la situación de riesgo ya pasó, los niveles de cortisol y estrés no bajan. Esto es muy peligroso, ya que el exceso de esta hormona puede ocasionar grandes peligros para la salud.

Almudena Reguero, periodista especializada en salud y terapias naturales, asegura que los primeros síntomas de niveles elevados de cortisol son:

 
·      Cambios en el comportamiento: falta de sentido del humor, irritabilidad, sentimientos de ira y ganas de llorar.

·      Cambios físicos: cansancio permanente, dolor de cabeza, hipertensión, falta de apetito o gula desmesurada, problemas digestivos, disminución de defensas, entre otros.

La revista americana de medicina “Prevention”, publicó algunos sencillos consejos para regular los niveles de cortisol:

 
·      Tomar té negro.

·      Sal con un amigo divertido. La risa disminuye los niveles de cortisol hasta un 50%.

·      Escucha tu música preferida y llévala contigo (de preferencia relajante), pues tiene un efecto tranquilizador para el cerebro.

·      Repite el mantra universal “om”. Según un estudio, las personas que practican meditación reducen su nivel de cortisol.

·      Duerme bien o toma siestas. La falta de sueño incrementa esta hormona un 50%.